TEMA 3
El texto. Determinantes y pronombres. El Mester de Clerecía
Sesión segunda:Realiza un análisis pragmático, de acuerdo a las pautas indicadas, de este fragmento de un texto de Julio Cortázar, Instrucciones para subir una escalera:
[…] Las escaleras se suben de frente, pues
hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural
consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza
erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente
superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una
escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha
abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe
exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para
abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda
(también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y
llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo
peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el
pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la
coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace
difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el
pie y el pie).
Llegado en esta forma al segundo peldaño,
basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de
la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la
fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
Sesión cuarta:
En el siguiente enlace de la Biblioteca Virtual Cervantes puedes encontrar los veinticinco milagros que componen la obra Los milagros de Nuestra Señora, obra cumbre del Mester de Clerecía atribuida a Gonzalo de Berceo.
Sesión quinta:
En el siguiente enlace de la Biblioteca Virtual Cervantes puedes encontrar la obra completa del Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor
Sesión sexta:
Investiga la figura de la trotaconventos en la tradición literaria castellana y el subgénero lírico del planto a partir de este fragmento del Libro de Buen Amor conocido como Planto denostado y maldiziendo la muerte:
¡Ay Muerte! muerta seas, muerta, y mal andante
mataste a mi vieja, matases a mí antes;
enemiga del mundo, que no tienes semejante
de tu memoria amarga no hay quien se espante.
Muerte, al que tú hieres, te lo llevas con velmez
al bueno y al malo, al rico, y al refez
a todos los igualas y los llevas por un prez
por papas y por reyes no das una vil nuez.
No compruebas señorío, deudo, ni amistad,
con todo el mundo tienes continua enemistad,
non hay en ti mesura, amor, ni piedad
sino dolor, tristeza, pena y gran crueldad.
No puede huir de ti nadie, ni esconderse,
nunca existió quien contigo pudiese contender
Tu venida triste no se puede entender
desde que vienes, no quieres a nadie atender.
Dejas el cuerpo yermo a gusanos en fosa
el alma que lo puebla, te la llevas de priesa,
Nadie está seguro de tu carrera aviesa,
de fablar en ti, Muerte, espanto me atraviesa.
Eres en tal manera del mundo aborrecida
que por bien que lo amen al hombre en la vida,
en punto que tú vienes con tu mala venida
todos huyen de él luego como de cosa podrida.
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